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Una guerra de extermino al servicio de Inglaterra

Pero no es posible liberar a un pueblo impunemente.

En un comercio mundial dominado por el naciente imperialismo inglés, que exportaba el 70 por ciento de su producción y que extraía prácticamente toda la materia prima de los países atrasados a bajísimo costo, el desarrollo independiente del Paraguay era un muy mal ejemplo dentro de la región. No se podía admitir ninguna experiencia, por más lejana y aislada que fuere, que contestara esta estructura de dominación colonial o neo-colonial. El capitalismo comenzaba su fase monopolista, el imperialismo estaba naciendo y ningún desarrollo autónomo en los países coloniales o periféricos podía ser tolerado. El Paraguay estaba evolucionando en forma independiente hacia el capitalismo industrial y para la burguesía monopolista inglesa esto resultaba inaceptable. La división internacional del trabajo, el engranaje de la explotación, debía mantenerse a sangre y fuego.

Esta fue la causa central de la Guerra de la Triple Alianza. El objetivo era destruir la estructura económica y política independiente del Paraguay e incorporarlo al mercado mundial como colonia miserable, como productor de materias primas[4] y consumidor de productos manufacturados provenientes del imperialismo y sus metrópolis.

Obviamente, cuando no, la guerra se presentó con el objetivo de “llevar la libertad y la civilización” al Paraguay y de “acabar con la tiranía de López”. Por “libertad”, aclárese, los liberales entendían libertad de explotar al pueblo y los recursos del Paraguay. El agente ingles Hope, expresaba así las verdaderas intenciones: “Yo supongo, si el tráfico se abriera, cerca de unmillón y medio de dólares (i.e. pesos) sería el valor de las manufacturas británicas que pudieran introducirse anualmente en Paraguay”. En el mismo sentido, el diario de Mitre, expresaba: “La República Argentina está en el Imprescindible deber de formar alianza con Brasil, a fin de derrocar esa abominable dictadura de López y abrir al comercio del mundo esa esplendida y magnífica región que posee además los mas variados y preciosos productos de los trópicos y ríos navegables para exportarlos”[5]. Más claro aún era el representante diplomático de EEUU, Charles Washburn: “Por su torpeza y ceguera junto con otros pecados, el pueblo paraguayo merece el completo exterminio que lo espera. El mundo tendrá justo motivo para congratularse cuando no haya en él una sola persona que hable el endiablado idioma guaraní”[6].



Fuente: http://www.kaosenlared.net/noticia/paraguay-1870-fin-revolucion

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